Texto 24 de marzo
Memoria, verdad y justicia.
Hoy, 24 de marzo de 2025, fui a mi primera marcha del día de la memoria, nunca había visto a tanta gente unida en un mismo lugar y con el mismo objetivo: reivindicar la memoria colectiva. Siempre, desde que era chica, me llamaba mucho la atención todo lo relacionado a la última dictadura cívico militar en Argentina, desde lo que veía en el colegio hasta lo que se hablaba en mi casa y no podía evitar angustiarme al respecto y siempre me preguntaba lo mismo: "¿Cómo algo tan horrible pudo pasar en nuestro país?"
Como dije antes, en mi casa siempre se habló de aquellos años oscuros, ya que mi en familia hubieron experiencias directas en torno a esto. Mi abuela paterna era fotógrafa, y entre los años 1979 y 1982, ella fue una de las personas responsables en fotografiar a las abuelas de Plaza de Mayo, para después ir a su estudio y revelar aquel material en secreto. Así como también fue la encargada de revelar en tamaño grande, la mayoría de las imágenes de los desaparecidos en la clandestinidad para que no la descubrieran. Ella siempre me lo solía contar cuando era chiquita y ahora puedo comprender lo valiente e importante que era eso. Sin embargo, mi bisabuelo era militar, pero ese hecho jamás fue razón para que no se repudiase el terrorismo de Estado.
Desde mi familia materna, siempre recuerdo una anécdota que me contó mi mamá, que cuando más o menos en el año 1978, un grupo de militares entraron a la casa de mis abuelos en Villa Ballester con intenciones de allanar. Pero no fue hasta que la vieron a ella y a sus tres hermanas durmiendo, que se dieron cuenta que había sido una confusión y decidieron finalmente por irse. Ellos tuvieron suerte, pero ¿Qué hubiera pasado si realmente los estaban buscando? posiblemente mis abuelos, mis tías y mi mamá serían parte de los treinta mil desaparecidos y yo no estaría acá escribiendo esto.
Yo soy egresada de un colegio privado y católico, y casualmente las últimas elecciones presidenciales cayeron en mi último año de secundaria, en las que particularmente el negacionismo fue y sigue siendo gran parte del debate de hoy en día. La mayoría de mis compañeros iban a votar a Javier Milei, y la frase "no fueron treinta mil" era repetida en los pasillos de la escuela, uno de ellos era hijo de un militar y recuerdo aquella vez que se metió en una conversación entre mis amigas y yo para retrucarme el argumento de los desaparecidos. Lo más irónico de esta situación es que después podías escuchar a sus amigos repetir lo que él decía, demostrando una incapacidad de pensar críticamente sobre la política de Argentina, como si él tuviera la verdad absoluta por su situación familiar. Así como en varias clases, especialmente de teología, siempre se armaban debates sobre esto, en los que me daba miedo participar porque sentía que todos en el aula me iban a responder y no quería buscar problemas porque sabía que por mayoría, yo quedaría indefensa.
Ahora con casi diecinueve años, puedo decir que ya no me da miedo expresar mis ideales y más que nada se lo importante que es, porque un 24 de marzo pero hace cuarenta y nueve años atrás, pensar distinto te podía costar la vida. Es necesario que sigamos luchando y manteniendo la memoria de Argentina viva, por los que no están, por los que nacieron en cautiverio, por las familias que quedaron incompletas, por los que ni saben quienes son, por los treinta mil. Nunca más.
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