Cuento policial
La mujer de blanco La mañana del lunes pintaba ser como cualquier otra, tranquila pero con la misma pesada sensación de arrancar una nueva semana que a todos nos fastidia. Me había preparado el desayuno de siempre, que era mi café con leche, con dos sobres de edulcorante y una tostada con queso crema y mermelada de durazno. Había ingerido el último bocado de mi rutinaria comida cuando recibí un llamado de la comisaría: -Buen día agente, lamento llamarla desde tan temprano, pero la necesitamos urgente. - Era el oficial Rodríguez, un tipo enano pero muy intenso, no me caía bien. Apenas corté la llamada, me terminé de vestir y antes de salir, me quedé un segundo mirando el reloj de pie que tenía al lado del sillón, que era una de las pocas cosas que me había podido llevar cuando vaciamos la casa de mi abuela. La hora marcaba las siete y media, la verdad que si era muy temprano. Cuando llegué a la comisaría todo era un caos, había una mujer desconsolada sup...